martes, 25 de enero de 2011


El futuro es ahora

“El problema es que todos desean el progreso pero nadie desea el cambio.” – Ulrik Haagerup, editor en jefe de Nordjyske Media, en Aalborg, Dinamarca. Éste es uno de los mensajes brillantemente transmitidos, por cierto, de Periodismo 2.0 por Mark Briggs.

Los lectores ya no son los receptores pasivos de nuestros mensajes. Ellos crean, comparten y comentan. Y desean hacerlo también en los sitios Web noticiosos. Jay Rosen, profesor de periodismo de la Universidad de Nueva York y autor del blog Press Think, ha acuñado el concepto “La gente antiguamente conocida como la audiencia” (para leer más sobre este tema, busque la sigla ‘TPFKATA’: ‘The People Formerly Known As The Audience’).

Periodismo 2.0 es un manual de iniciación. Paradógicamente, existe en el ámbito universitario un rechazo a este tipo de publicaciones. Libros que hay que comprar y estudiar por obligación. A veces, obsoletos en la edición, otras tintados de ideología y siempre lejanos a la práctica. En periodismo se suele hablar de brecha digital. Y pocos compiten por superar la brecha entre las aulas y las redacciones.
Por primera vez un manual es práctico, neutral y moderno. Abarca distintos niveles de conocimiento. Está dirigido tanto a personas que no saben lo que es un post, los que necesitan ayuda para editar un vídeo, y los que quieren crear un blog. Es el remedio perfecto para los tecnófobos.

Es cierto que audiencia y periodistas se unen. No hablamos necesariamente de Periodismo Ciudadano, ni Periodismo Colaborativo. No hay fusión en la creación de contenidos, hay actividad en la recepción de los mensajes. Ello solo es posible gracias a Internet. ¿Un reto? La asimilación de un lenguaje tecnológico común entre sujetos cualificados (periodistas) y lectores. Hoy en día la ignorancia y el conocimiento están separados por un “click”.

Este reconocimiento del cambio fundamental en la manera cómo se reciben los mensajes de las organizaciones de medios tradicionales pone patas arriba la lección que la mayoría de nosotros aprendimos el primer día en el curso básico de comunicación: Nosotros enviamos, ellos reciben.

Por tanto, si los lectores cambian la forma en la que reciben los mensajes, éstos no pueden facilitarse como una copia volcada de los periódicos. Estamos ante la web 2.0.
Todo periodista tiene la oportunidad de combinar los elementos de titulación a su gusto. Tal vez no en la portada del diario en el que trabaja, pero sí en su blog.Los buenos titulares no solo deben contar la noticia, también deben hacer que el lector desee leer la historia”, dice Rick Arthur, editor en periódico ‘The News Tribune’ en Tacoma.

“La entrada del blog parecía mejor que la historia del periódico. Era mucho más larga, quizás por 300 o 400 palabras, pero aquellas palabras extra contenían algunas buenas citas, algunos giros estilísticos, y un poco más de color. Era, sin duda, una mejor lectura. Liberado de la necesidad de comprimir palabras en un espacio finito, Internet probó ser mejor para mí, como escritor y, sostendría, para los lectores, también, que el periódico”.

Es cierto que el ejercicio de reflexión y la profundidad de la lectura es mayor con la prensa escrita diaria. Una persona dedica unos 22 minutos en leer el periódico, y no más de 7 en leer la versión digital. En el último caso puede participar de la información. En el primero sólo dispone de las Cartas al Director. Sin duda, el motor de la participación han sido las redes sociales. Hoy entrar en Facebook es rutinario, y hace 8 años era un perfecto desconocido.

Así es la historia de las redes sociales:





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